Una mezquita para los judíos
La comunidad judía se ha mudado del Bronx, en Nueva York, a otras partes de Estados Unidos en los últimos tiempos, por lo que las sinagogas de la zona debieron cerrar.
La única que quedó terminó en la planta baja de un Centro Cultural Islámico, justo debajo de la mezquita
Todo empezó cuando los vecinos judíos se quedaron sin un lugar de culto y sin dinero para alquilar un local, según contó la católica practicante Patricia Tomasulo. “Los vecinos musulmanes tenían espacio de sobra”, explicó.
Ahora la Sinagoga Beis Menachem está ubicada en la planta baja del Centro Cultural Islámico y comparte la fachada con la escuela islámica y la guardería Barack Hussein Obama. La mezquita está justo encima de la sinagoga.
La comunidad judía ha tenido buena acogida entre los musulmanes. Moussa Drammeh dijo que su presencia le produce mucha admiración “y es un honor y una experiencia muy positiva tenerlos aquí.
Tenemos la obligación de querer a nuestros hermanos, quien diga lo contrario no sigue el Corán y es un hipócrita”, afirmó.
“El Corán nos empuja a relacionarnos con buenas personas; ¿con quién debería juntarme?”, se pregunta el imán. “¿Con personas de mi misma religión pero que hacen el mal?
Un musulmán de verdad no hace daño a los cristianos ni a los judíos”, explica mientras abre la puerta para que los dos jóvenes rabinos de la sinagoga puedan entrar cargados con comida kasher y con la Torá.
El rabino Meir Kabaov dijo sentirse muy a gusto en ese lugar y tener un espacio para celebrar el shabat y sus fiestas religiosas. Él no vive en el Bronx, sino en Brooklyn, y todos los viernes recorre 30 kilómetros cargando con la Torá y la comida kasher para reunirse con la comunidad de judíos ultraortodoxos de la zona.
Ya que es contrario a su religión utilizar vehículos a motor durante el shabat (que comienza con la caída del sol del viernes y termina con la caída del sol del sábado), el rabino no puede regresar a Brooklyn en automóvil o transporte público y hace el trayecto de más de cuatro horas a pie y cargando de vuelta la Torá.
“Tener un lugar de culto es un derecho fundamental”, dijo Tomasulo, quien acude todos los domingos a una iglesia que está a la vuelta de la esquina pero imparte clases de tolerancia religiosa en el centro islámico.
“Ahora este es el único espacio donde puedo celebrar las festividades judías en el noreste del Bronx”, indicó por su parte León Bleckman.
Fuentes: 180.com.uy y nmidigital.com
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