PESCARON IN-FRAGANTI AL "POLICIA - LADRÓN"
23/02/2013
Misiones - Posadas
La historia desnuda una situación casi desgarradora, conmovedora, donde un policía en pleno operativo se encontró con la peor de las noticias : el detenido no era otro que su hermano menor, también hombre de la fuerza a la que ambos pertenecían, por historia y vocación familiar.
Ocurrió en Posadas. Y el detalle se reveló hace sólo unas horas, cuando se trascendieron algunos rasgos del cinematográfico procedimiento donde cayeron presos una pareja de asaltantes.
Entre los detenidos estaba el Cabo Ramón Oscar Rotella, acusado de ser cómplice y respaldo logístico de Augusto Méndez (36), un changarín con frondoso prontuario y sindicado como el hombre que empuñó una 9 mm para llevarse unos 2 mil pesos, de la farmacia Madre Teresa, ubicada en la esquina de la Avenida Maipú y calle Morcillo, en la capital Misionera.
El robo sucedió entre la medianoche del Lunes y la madrugada de este Martes.
Para mala fortuna de los delincuentes, el dueño de la farmacia también tiene una empresa de seguridad, justo al lado, y sus empleados rápidamente alertaron del atraco al Comando Radioeléctrico.
El alerta motivó un rápido despliegue de patrulleros por la zona, en dirección a la Rotonda.
En pocos minutos, los malhechores fueron rodeados por los uniformados e interceptado el Fiat Uno blanco y sin patente en que se movilizaban.
Y fue allí, en ese preciso instante del arresto, cuando el Suboficial Javier Rotella, que estaba entre los efectivos del Comando, en plena persecución, se percató que uno de los sospechosos era su hermano Ramón, Cabo de la misma fuerza.
El "Poliladrón" estaba de franco y metido en andanzas delictivas con Méndez, a quien también conoce del mismo barrio donde los tres viven, en el complejo habitacional de la A3-2.
Las revelaciones del caso, que no dejan de ser sorprendentes, indican que el ahora “Poliladrón” y su hermano Javier viven en la misma vivienda con sus padres.
Los dos son solteros y el Cabo investigado por el atraco a la farmacia hacía ya tiempo que mantenía una relación, sospechosa y cuestionada, con su cómplice Méndez, a quienes en el barrio A3-2 ya lo tenían marcado como un “dealer” peligroso, de malos hábitos y costumbres.
Pero lo que nadie comprende en la institución –y ni hablar entre sus familiares y amigos- como un Cabo de Policía, con varios años en la Dirección de Seguridad y Vigilancia, dilapidó su carrera, su vida, su bienestar, en sólo un puñado de minutos, por un magro botín de pocos pesos, dinero que el propio Rotella sacaba en cuatro o cinco adicionales semanales, cuando trabajaba con dignidad.
Algunos analizan que el Cabo Rotella se dejó ganar por la tentación y la extraña fascinación de lo prohibido, de desafiar a la ley que el mismo tenía que hacer cumplir, quizás doblegado por la vida de excitación pistolera que le ofrecía su compinche de barrio.
Pero su vida de arrebato duró lo que duró la persecución policial, donde, caprichosa casualidad de la vida, entre sus captores estaba su hermano, y varios colegas de armas. Cosas que pasan.
(Fuente : Misiones Cuatro)
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