Jueves 05 de Abril de 2012
Beatriz Rojkés de Alperovich
Mientras los Rojkés preparan el asalto a la Vicepresidencia, Alperovich jura que Boudou es “un hombre de bien”
Por Tomás Luciani
Horas de tensión se viven en el clan Alperovich-Rojkés, siguiendo los acontecimientos políticos de la Semana Santa en Buenos Aires.
El vicepresidente Amado Boudou camina por la cornisa. Lo están dejando cada vez más solo, pero él amenaza con aferrarse a cualquier cuello cercano, poniendo en riesgo a la misma Presidenta.
Sus acusaciones al voleo denotan desesperación, y en el kirchnerismo deben estar evaluando la operación final. Analizan cómo limitar el costo de lo que será un gran triunfo de Clarín y la “prensa opositora”.
Un solo interrogante tenía que contestar Boudou al enfrentar a la prensa: ¿Vanderbroele pagó las expensas de su departamento?
Prefirió hablar sobre la película El Padrino.
En torno a la gran hermana Betty, los Rojkés ya se están relamiendo.
Creen, como la mayoría de los observadores, que pronto la presidenta provisional del Senado se convertirá en la primera tucumana en ser Vicepresidenta de la Nación.
Será la hora esperada por la familia para acceder a tortas suculentas.
El momento soñado del "vamos por todo".
Para saciarse ya no tendrán que depender sólo de los centros que les “tire” José.
Jugarán en Primera.
Es de esperar que sepan dominar la angurria inculcada en el hogar, y muestren cierto nivel de profesionalismo.
Que no se equivoquen como Boudou, quien para asaltar nada menos que la Casa de la Moneda de la Nación convocó a su barra de amigos del secundario, con el resultado previsible.
La perspectiva no parece gustarle nada al gobernador, siempre adelantado a los acontecimientos.
A mayor preponderancia nacional de Betty, menos margen para José como dueño y señor de las decisiones con vistas a 2015.
Quizá por eso, en privado Alperovich defiende enfáticamente a su “gran amigo” Boudou. Dice que está dispuesto a “poner las manos en el fuego” por él.
“Amado es un hombre de bien, una persona honorable”, considera Alperovich.
Esa misma definición es la que usa cada vez que le recuerdan las investigaciones por corrupción contra el vicegobernador Juan Manzur.
La relatividad moral del gobernador Alperovich es una de sus grandes virtudes (diría Maquiavelo).
Puede llegar a comparar a sus secuaces con la Madre Teresa.
Como también podría calificar a Boudou de "mal nacido" si el Vicepresidente cayera en desgracia.
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