21 de abril de 2012
¿ ARGENTINA ES UN PAÍS IMPERIALISTA ? PARECE QUE SÍ
ARGENTINA ES UN PAÍS COLONIALISTA
QUIERE ANEXAR A LA POBLACIÓN MALVINENSE QUE NO QUIERE SER ARGENTINA
SI POR ALGUNA RAZÓN SE LE ENTREGAN LAS ISLAS MALVINAS A LA ARGENTINA KIRCHNERISTA, ES DE ESPERAR UNA “LIMPIEZA ETNICA”
LOS NUEVOS MALVINENSES SERÁN EMPLEADOS PÚBLICOS, PENSIONADOS DEL GOBIERNO O TAL VEZ EMPAQUETEN PRODUCTOS CHINOS COMO EN TIERRA DEL FUEGO
VEAMOS UN INTERESANTE ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SITIO RUNRUN.ES :
LAS MALVINAS DE LA DISCORDIA
POR OMAR HERNÁNDEZ
En la pasada Cumbre de las Américas, uno de los muchos sucesos que pudimos observar fue el desplante de la expropiadora presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner quien, no sólo no asistió a la cena oficial ofrecida a los altos dignatarios presentes, sino que se esfumó de Cartagena antes del término formal de la cita continental. Aunque argumentó que debía estar en su país la verdad salta a la vista: estaba molesta por la falta de consenso respecto del tema de las Malvinas o Falkland.
En este asunto mucho se ha hablado de la aventura bélica que hace unas tres décadas enlutó al pueblo argentino y que fue obra y gracia del régimen militar de la época, que pretendió exacerbar el nacionalismo reflotando viejas aspiraciones territoriales, y además, haciendo caso omiso a los modelos clásicos de toma de decisiones en política exterior y realizando en simultáneo, terribles cálculos estratégicos.
En estos tiempos, la Kirchner busca atizar el fuego patrio (la medida contra la Repsol-YPF es muestra evidente de ello). Pero las matemáticas siguen sin dar buenos resultados a Buenos Aires. Sí, hay cierto apoyo político a la “causa” argentina, sobretodo en el ámbito sudamericano. Pero de allí a la práctica, poco o nada.
Quizás lo más curioso es que el muy mentado principio de Derecho Internacional relativo a la “libre determinación de los pueblos” -contenido en el artículo 1,2 de la Carta de Naciones Unidas- está siendo olímpicamente ignorado.
La Declaración de Principios de Derecho Internacional adoptada en 1970 por la Asamblea General del ente multilateral reza que “todos los pueblos tienen el derecho de determinar libremente, sin injerencia externa, su condición política y de procurar su desarrollo económico, social y cultural”. Mientras un territorio sea “colonia u otro territorio no autónomo”, dicho territorio no ha ejercido de facto este principio, a decir del mismo documento.
Por otro lado, la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales aprobada en 1960, es decir, uno década antes, plantea que respecto de aquellos lugares del mundo “que no han logrado aún su independencia deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresados”.
El caso de las Malvinas es bien sui generis. Cierto es que la mayoría de las otroras colonias han optado por la independencia (caso Trinidad y Tobago por ejemplo, aunque manteniendo vínculos con la ex metrópolis británica) y otros más han decidido tener un “estatus aparte”, como nuestras vecinas islas de Aruba, Curazao y Bonaire, parte del Reino de los Países Bajos. Otras islas sin embargo, no se plantean o al menos no con demasiada contundencia, romper su dependencia de Europa (por ejemplo, los territorios franceses de ultramar que tenemos a poca distancia de nuestras costas).
¿Qué ocurre cuando los “pueblos” de forma libre y soberana deciden seguir siendo dependencias? Quienes habitan las islas Malvinas son, desde 1982, considerados como ciudadanos británicos. Y los legisladoras locales han dicho que hay un sentimiento unánime de seguir siendo británicos. El idioma que se habla es el inglés. La cultura de allí, es la inglesa. Y por supuesto, la responsabilidad última en cuanto a la defensa y las relaciones internacionales de las islas, reposa sobre los hombros británicos.
¿Quién es Argentina para oponerse a eso? ¿Con qué derecho? Las Malvinas son aún foco de atención y supervisión en las Naciones Unidas, que les consideran “territorio no autónomo” y como tal, parte de la lista de debate del Comité Especial de Descolonización, que tradicionalmente ha llamado a una “solución pacífica y negociada de la controversia”. Lo anterior luce complicado, habida cuenta de la mutua desconfianza y las medidas unilaterales y amenazas respectivas.
Podríamos llevar el principio de autodeterminación a otro nivel, otra acepción y decir que pues, los isleños han decidido mantener su situación tal cual está ahora mismo. Plantear una colisión dogmática entre dicho principio y el de la integridad territorial del Estado es como el dilema del huevo y la gallina. ¿Será más importante la integridad territorial de Argentina o la autodeterminación de los habitantes de las islas Malvinas?
Cuidado con que sea vean las costuras, pues la de Argentina, luce más bien como una posición clásicamente imperialista. El debate sobre la explotación petrolera potencialmente rica en las islas, que por ahora viven en particular de los ingresos del turismo, puede abrir nuevas aristas en este conflicto anglo-argentino.
Omar Hernández
Internacionalista
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