6 de febrero de 2012

LA INVASION ARGENTINA DE LAS MALVINAS DE 1966

HACE 45 AÑOS JÓVENES PROVENIENTES DEL GRUPO “TACUARA” HICIERON FLAMEAR LA BANDERA ARGENTINA EN LAS ISLAS MALVINAS DURANTE 36 HORAS


¿ Se repetirá en el año 2012 ?



Aclaraciones :




“Tacuara” era un violento grupo Fascista de Argentina, que repentinamente “cambió su ideología” y pasó a denominarse “Montoneros”. 


Los “Montoneros” decían que eran  “Socialistas-Nacionales”.


Onganía era un Presidente Militar “Nacionalista” de Argentina que terminó haciendo una “Economía Liberal”.


La actual Ministra Kirchnerista Nilda Garré fue funcionaria de Onganía y luego dirigente Montonera.


La relación entre Onganía y los “Tacuara-Montoneros” al parecer era más estrecha de lo que se admite.




CÓNDORES EN MALVINAS




Por Hugo Presman




El 28 de Septiembre de 1966 fue Miércoles.
El pronóstico meteorológico anunciaba un día de sol en Buenos Aires y nublado en las Islas Malvinas.

En Aeroparque, en el Douglas DC4, el Comandante Ernesto Fernández García, probaba las turbinas, mientras los 35 pasajeros esperaban entre impacientes y nerviosos el despegue del vuelo 648 a Río Gallegos. Eran los primeros minutos del 28 de Septiembre.

Las 554 mujeres y los 520 hombres que habitaban Malvinas dormían o estaban a punto de hacerlo.

En esas islas olvidadas por el Imperio las diversiones eran precarias y reducidas. En las cinco cantinas se escuchaba música o se jugaba a los dados. Los kelpers (Malvinenses) ocupaban sus tiempos ociosos practicando equitación, jugando al rugby, dedicándose a la pesca deportiva, o ejercitándose en el tiro al blanco.

Los pubs, donde el consumo de cerveza y el whisky batían record, cumplían un horario estricto: de 8 a 12 horas y de 17 a 22 horas.

La única radio, a las 10 de la noche, emitía el Himno Real.
El silencio invadía a las islas, mientras el frío y el viento transitaban la soledad.

A pesar de algunos hechos pocos auspiciosos, el nuevo Gobierno del General Onganía seguía despertando expectativas.

El 29 de Julio, las universidades fueron intervenidas en medio de una feroz golpiza, iniciando un éxodo de científicos a partir de esa noche que la historia recogió como “LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS”.

Los sindicalistas que habían asistido al juramento presidencial, ostentando inusuales corbatas, cultivaban las esperanzas.

Con relación a Malvinas, el 16 de Diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas sancionó la Resolución 2065 en donde encuadraba el caso en la Resolución 1514, es decir que lo consideraba como un acto de colonización, reconociendo la disputa sobre la soberanía de las islas, abogando por la resolución pacífica y recomendando que la solución contemplara los intereses de los pobladores.


“CÓNDORES EN EL AIRE”


Dardo Cabo, el Jefe del Operativo Cóndor (que se proponía realizar un acto de soberanía en las Islas Malvinas), mira por la ventanilla y sólo ve la oscuridad. Están sobrevolando territorio continental. Hace unas horas que vuelan y se acerca el momento de iniciar el operativo.

El joven nacionalista mira a sus 17 compañeros y en sus rostros observa la tensión y la ansiedad. Por un momento, sus 25 años pasan aceleradamente en múltiples imágenes. Recuerda su infancia en Tres Arroyos, donde nació. Su padre, el dirigente metalúrgico Armando Cabo, que fue colaborador de Eva Perón y que inició su militancia gremial en la fábrica Istilart.

Cuando sus padres se separaron, se radicó en Buenos Aires, viviendo con su madre María Campano.

Estudió, como alumno pupilo, en el Colegio San José de Calasanz del Barrio de Once.

DARDO CABO militó, como varios de sus compañeros de la OPERACIÓN CÓNDOR en TACUARA, que en la década del sesenta fue un grupo en donde se mezclaba el nacionalismo económico, el revisionismo histórico, el clericalismo, lecturas de Primo de Rivera y Julio MEINVIELLE, simpatías hacia el FASCISMO y el ODIO ANTIJUDÍO.

Dardo Cabo comandó el cuerpo de custodia de Isabel Perón, cuando el General Perón movió la dama para derrotar al candidato de Augusto Vandor en las elecciones de Mendoza.

Dardo le hace señas a su segundo, Alejandro Giovenco para que se cambien las ropas.

El operativo va a empezar en unos pocos minutos. Le sonríe y acaricia a su mujer María Cristina Verrier, la única mujer del grupo que conocía Malvinas y ayudó en la logística.

Recuerda velozmente los últimos días. La financiación del empresario Cao Saravia, la invitación al periodista, director y propietario de Crónica Héctor Ricardo García para que tenga la exclusividad de la noticia, los tres días en que el grupo estuvo encerrado en el camping de la UTA en Ituzaingó, con dos días de retiro espiritual, donde dos compañeros desertaron.

Cuando quedan pocos minutos para quemar las naves, recuerda las declaraciones de Miguel Fitzgerald, que fue el primer argentino en volar a las islas y plantar la bandera nacional. Lo hizo el día de su cumpleaños, el 8 de septiembre de 1964, piloteando un Cessna. Dejó una proclama y regresó.


AMOR EN EL AIRE


María Cristina Verrier es la única mujer y la tercera en la sucesión de mando del operativo, que está a punto de protagonizar el primer secuestro de un avión en la Argentina.

Proviene de una familia rica. Su padre era el Dr. Cesar Verrier, ex integrante de la Suprema Corte de Justicia de Frondizi. Su tío Roberto Verrier fue Ministro de la Revolución Libertadora (que derrocó al peronismo en 1955).

Dardo Cabo debía buscar recursos materiales y humanos, además de realizar una inteligencia previa que permitiera concretarla. De todas ellas, la última parecía la más difícil. ¿ Como organizar una toma simbólica de las Malvinas sin conocer perfectamente el plano de la ciudad a tomar? ¿Como aprovechar el factor sorpresa para instalar una bandera argentina, concretar la toma de la casa del Gobernador, neutralizar a los infantes ingleses y difundir la proclama?

Pero antes o después de comenzar esta tarea, Dardo tuvo un encuentro inesperado que le cambiaría la vida.

A través de Emilio Berra Alemán – por entonces Jefe de lo que quedaba de la vieja Tacuara – le presentaron a una periodista que estaba interesada en hacer una nota para la revista “ Panorama” sobre los grupos nacionalistas.

La periodista era María Cristina Verrier, por entonces de 27 años, rubia, linda, talentosa. …….Además de sus actividades periodísticas ya había realizado desde 1960 siete obras teatrales. Una de ellas, “ Los viajeros del tren de la luna” había sido premiada. Además de su actividad autoral había alcanzado renombre como promotora de Teatro de Vanguardia en el llamado “Teatro del Altillo”, en la calle Florida de Buenos Aires.

En el momento del encuentro María Cristina Verrier vivía en la mansión de su familia en el coqueto barrio de Belgrano en la Capital Federal.

El romance surgió entre Dardo Cabo y  Verrier y  terminó uniéndolos también en el  “Operativo Cóndor”.


“OPERATIVO CÓNDOR”


A las seis de la mañana Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Andrés Castillo entraron a la cabina del Comandante Ernesto García y su copiloto Silvio Sosa Laprida. Este es el relato recogido por Luis Beraza en su trabajo inédito:

“Estaban sobrevolando Puerto Deseado en la Provincia de Santa Cruz. Andrés Castillo redujo al radio operador.  A las azafatas se les pidió que siguieran el servicio normal del pasaje”.

“Una de ellas al ver gente de uniforme armada en el avión preguntó que pasaba. Al contestarle que iban a Malvinas asombrada respondió:  ¡ Que suerte!”

En principio, Dardo Cabo (que llevaba una chaqueta “tipo garibaldino”, marrón tierra) con una pistola “Lugar” (Alejandro Giovenco tenía una cuarenta y cinco) amenazó al Comandante para que obedeciera la orden de cambiar el rumbo por el 1-0-5. Seguramente el piloto pensó que era una broma de mal gusto. Sin embargo, al colocarle nuevamente el arma de fuego en la cabeza comprendió que no era así.

La situación no era sencilla. El Aeropuerto de Río Gallegos estaba cerrando por la niebla y la misma estaba progresivamente cubriendo al avión. En medio de la charla entre pilotos y visitantes, el DC4 de Aerolíneas estaba empezando a cubrirse con una sábana de nubes. Sobrevolaban San Julián. La radio llamaba al avión pidiendo la posición y por orden de Dardo Cabo nadie contestaba.

Comandante y copiloto le explicaron a Cabo que no era sólo tener el rumbo sino que había que saber como llegar hacia allí. Como último intento ambos le dijeron: “Porque no vamos hasta Punta Arenas en Chile y se asilan allí. Ese Aeropuerto está funcionando normalmente”

Dardo Cabo les contestó “Acá estamos decididos a morir, hay que llegar a Malvinas.” Los pilotos le pidieron más información, además del rumbo. Cabo le mostró un plano de la ciudad de Puerto Stanley. “ No, esto no sirve, contestaron ambos”

Como el avión seguía avanzando y los pilotos no cambiaban el rumbo, Dardo Cabo volvió a amenazarlos para que obedecieran.  Entonces encararon desde Puerto Deseado el rumbo 1-0-5 hacia Malvinas.

Mientras tanto, Carlos Rodríguez y Pedro Cursi se acercaron al GOBERNADOR DE TIERRA DEL FUEGO “E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR”, CONTRALMIRANTE GUZMÁN, QUE SE ENCONTRABA ENTRE LOS PASAJEROS y le dijeron: “Contralmirante, el avión ha sido tomado. Vamos rumbo a Malvinas.

El periodista Roberto Bardini, que también pasó por Tacuara, relata así el arribo: “Sir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard era el Gobernador de la isla, pero ese 28 de Septiembre de 1966 no se encontraba en el archipiélago. Lo suplantaba el Vicegobernador”.

Puerto Stanley carecía de pista de aterrizaje. Aquel día, el radioaficionado Anthony Hardy fue el primero en divulgar una noticia que conmovió a millones de argentinos: un avión Douglas DC-4 había descendido a las 8:42 en la embarrada pista de carreras cuadreras, de 800 metros.

Su emisión se captó en Trelew, Punta Arenas y Río Gallegos. Y de esas ciudades se retransmitió a Buenos Aires. Habían transcurrido 133 años desde la última presencia oficial argentina en las Islas Malvinas.

Los muchachos descendieron del avión y desplegaron siete banderas argentinas.

Dardo Cabo afirmó: “Ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional y quedar como celosos custodios de la azul y blanca….O concretamos nuestro futuro o moriremos con el pasado”

Continuando con el relato, Roberto Bardini escribe: “El Operativo Cóndor tenía previsto tomar la residencia del Gobernador Británico y ocupar el arsenal de la isla, mientras se divulgaba una proclama radial que debería ser escuchada en Argentina”.

El objetivo no se pudo cumplir porque el avión, de 35 mil kilos, se enterró en la pista de carreras y quedó muy alejado de la casa de sir Cosmo Haskard.

La nave, además, fue rodeada por varias camionetas y más de cien isleños, entre soldados, milicianos de la Fuerza de Defensa y nativos armados. Bajo la persistente lluvia y encandilados por potentes reflectores, los comandos bautizaron el lugar como Aeropuerto Antonio Rivero.

El sacerdote católico de la isla, Rodolfo Roel, intermedió para que los restantes pasajeros -entre los que se encontraba Héctor Ricardo García, director del diario Crónica y de la revista Así- se alojaran en casas de kelpers, mientras los «cóndores» permanecían en el avión.

Al anochecer, Dardo Cabo le solicitó al padre Roel que celebrara una misa en la nave y después los 18 jóvenes cantaron el Himno Nacional.

Al día siguiente, luego de formarse frente a un mástil con una bandera argentina y entonar nuevamente el himno, el grupo entregó las armas al Comandante Fernández García, única autoridad que reconocieron. Los muchachos fueron detenidos bajo una fuerte custodia inglesa durante 48 horas en la parroquia católica.

El sábado a mediodía, el buque argentino Bahía Buen Suceso embarcó a los 18 comandos, la tripulación del avión y los pasajeros rumbo al sur argentino, adonde llegaron el lunes de madrugada.

Los jóvenes fueron detenidos en las jefaturas de la Policía Federal de Ushuaia y Río Grande, en el territorio nacional de Tierra del Fuego.

Interrogados por un Juez, se limitaron a responder: «Fuimos a Malvinas a reafirmar nuestra soberanía».

Casi cuatro décadas después, ningún libro de historia o manual escolar recuerda la gesta.

Dos de los participantes, Norberto Karaslewicz y Pedro Bernardino, en declaraciones a Página 12, del 27-09-2006, sostienen que el operativo era más ambicioso:  “La esperanza era otra, un segundo objetivo aún más lírico: que militares nacionalistas desembarcaran en la isla y la tomaran”.


¿ QUIENES ERAN “LOS CONDORES”


Además de Dardo Cabo, Alejandro Giovenco, y María Cristina Verrier, integraron la operación: Ricardo Ahe, de 20 años de edad, empleado; Norberto Karasiewicz, 20 años, metalúrgico; Andres Castillo, 23 años, bancario, Aldo Omar Ramírez, 18 años, estudiante; Juan Carlos Bovo, 21 años, metalúrgico; Pedro Tursi, 29 años, empleado; Ramón Sánchez, 20 años, obrero; Juan Carlos Rodríguez, 31 años, empleado; Luis Caprara, 20 años, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, 27 años, empleado; Fernando José Aguirre, 20 años, empleado; Fernando Lisardo, 20 años, empleado; Pedro Bernardini, 28 años, metalúrgico; Edgardo Salcedo, 24 años, estudiante; y Víctor Chazarreta, 32 años, metalúrgico.

A cuarenta años del descenso de “Los Cóndores” en Malvinas, es hora que los hechos narrados ingresen a la historia argentina del siglo XX.


(Extraído, resumido y adaptado del artículo “Condores en Malvinas” de Hugo Presman.  Ud. puede leer el artículo original completo en el sitio web www.rodolfowalsh.org)

2 comentarios:

  1. Lo que no aclaran es que el Golpe de Estado de Onganía tuvo la aprobación de Perón (turista español en esa época)

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  2. Fernando de Barcelona6 de febrero de 2012, 8:52

    Los Jefes Montoneros nunca dejaron de ser fascistas y odiaban a los ingenuos izquierdistas que se incorporaron al grupo.

    Recuerden la causa judicial frenada por los kirchneristas en que se denunciaba a los Jefes Montoneros por entregar una lista completa de los militantes izquierdistas incorporados al grupo, a las autoridades militares.

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