9 de octubre de 2012

VENEZUELA Y ARGENTINA - AGRESIÓN Y ROBO A PERIODISTAS ARGENTINOS EN VENEZUELA : VERGONZOSO SILENCIO DEL GOBIERNO ARGENTINO Y DE LOS SINDICATOS DE PERIODISTAS ANTE LA AGRESIÓN A LANATA Y AL PERIODISTA MENDOCINO CONTE





Editorial de mdzol.com





Venezuela y un silencio que hace ruido



¿Por qué tanto desinterés oficial de lo que le pasa a un periodista mendocino en Venezuela?



La inacción y falta de interés de la diplomacia nacional para los casos de periodistas argentinos objeto de persecución en Venezuela resultan inadmisibles en un Estado de Derecho y en la relación entre países supuestamente democráticos.


La pertenencia partidista del Embajador Argentino Carlos Cheppi fue más importante que su obligación de prestar asistencia.


El silencio de autoridades y corporaciones periodísticas mendocinas, otro eslabón en la cadena.


por  Directorio de MDZ 



Las restricciones a la libertad periodística que han sufrido tanto el Director de MDZ Online Gabriel Conte como el periodista Jorge Lanata en Venezuela refuerzan una impresión: a la diplomacia argentina le importa lo que le ocurra a sus ciudadanos en la medida de su militancia, pertenencia, o simpatías políticas.

Es obvio que los periodistas que trabajan para medios privados, ya sean Lanata o Conte, no ingresan en ese estándar. Y las justificaciones del Embajador Argentino Carlos Cheppi -hasta ahora- han sido pobres pero representan al mismo tiempo la palabra oficial del Gobierno Argentino.

El caso del Director de MDZ Online Gabriel Conte fue menos difundido que lo ocurrido a Lanata pero no por ello menos grave.

Ambos hechos reconocen idéntica matriz: la persecución a periodistas de medios privados de la Argentina que pretendían ofrecer a sus lectores, oyentes y televidentes una visión independiente de cuanto ocurría en Venezuela antes, durante y después de las elecciones.

El interrogatorio a Conte, por caso, tuvo los mismos enfoques ideológicos que el realizado al equipo de Lanata, ante la simple pretensión de obtener imágenes de la sede del gobierno venezolano.

Las vagas explicaciones del Embajador en Venezuela sobre la detención y secuestro de material periodístico a Jorge Lanata y su equipo por parte de los Servicios de Inteligencia Venezolana fueron las que a su vez el Gobierno de Chávez le dio, y que aceptó sin más.

A Lanata, los miembros del SEBIN lo retuvieron sin ningún tipo de proceso judicial en el aeropuerto de Caracas. A él y a su equipo les quitaron los pasaportes y los teléfonos, les borraron el material periodístico y les trataron como a sospechosos de espionaje. Así, en ese tono, fueron interrogados.

En ambos casos las respuestas y acciones oficiales fueron paupérrimas.

Lo que dijo el Embajador Cheppi resultó diametralmente opuesto al relato que brindó Lanata esta mañana en Ezeiza al llegar al país. “Ofreció mandarme un mensaje de texto” contó el periodista sobre el diplomático argentino, ante las cámaras.

En tanto Conte, de MDZ ONLINE, trató de contactar al Embajador durante varios días antes de las elecciones y después del incidente, en el que incluso la policía secreta de Chávez pretendió quedarse con el teléfono del periodista, ya que les llamó la atención el aparato en sí.



Los esfuerzos de Conte por conectar a Cheppi fueron infructuosos.

Cuando un ciudadano argentino tiene inconvenientes en otro país hay dos niveles de acción. Si el caso es judicial, toman parte los cónsules.

Pero si se trata de situaciones políticas como en este caso -ya que no hubo ningún tipo de proceso judicial- entonces sí debe intervenir el Embajador de manera decidida y prestar toda la asistencia diplomática, política, económica y aun judicial si fuese necesaria. Pero nada de eso hizo el embajador Cheppi.

Aquí, hay que recordarlo, se restringió la libertad y la autodeterminación de dos ciudadanos argentinos en el exterior. De Lanata no se supo nada durante tres horas y a Conte lo interrogaron y siguieron policías de civil que querían saber si era simpatizante de Chávez o no.

Adicionalmente llama la atención el silencio de las autoridades mendocinas, especialmente las del área relacionada a los medios, respecto del incidente que involucró al director de MDZ.


Es por lo menos extraño que ante semejantes restricciones a la libertad no se emita ni una sola palabra.

Lo mismo con gremios, asociaciones y referentes periodísticos provinciales.

Pareciera que los estándares de libertad de expresión se miden según el cristal político, los intereses o la conveniencia. Los que hacen silencio hoy son los mismos que levantan los teléfonos a diario para protestar cuando una información les resulta inconveniente.

Dice un antiguo refrán que el que calla otorga. Pero también consiente.

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